



I.
Escribo negra…
Porque mi historia así es,
Porque mi alma así es,
Porque mi madre así es.
¡Negra mil veces!
Hermana del hollín, del hollín de la noche,
Del vientre de la tierra, negra como el café,
Agradezco por ser fuerte, calentura y sabor,
y casi siempre
sombra de la imaginación.
Negra y punto, punto y bien negro, negro y potente,
Negra y hasta mi madre,
Negra como las pupilas de la luna infinita,
Negra como la nube preferida del sol,
negra para inexistente razón del color.
Negra y para siempre.
Y en la otra vida quiero un trago bien negro,
Con un cielo bien negro y un más negro querer,
Cosa que mis negros canten,
En la negritud mística e infinita llego Negra,
se fue negra, pero negra queda bien.
II.
Culebréame la vida.
No me mandes a dormir cuando dialogo con la luna,
No me pidas que elija entre el café de tus ojos y el de mi taza.
No me digas que estoy jecha,
Para ser tan infantil.
Culebréame la vida amor,
Que vengo con todo revuelto
Me he sentido rota y, aun así,
Brillo en las noches y con lo oscuro de mis heridas.
Busco refugio en las melodías que no brotan de gargantas humanas,
Y la luna con su llenura también me cura de dormir.
Culebréame la vida amor;
Pero no intentes evitar que me pierda en mi cabeza y me cuestione,
¡Sobre todo, amor te prohíbo!
que me digas que me estas salvando,
Y que mi adicción por las noches urge de tratamiento.