Gabriel Chávez
Sucre, Bolivia, 1972. Poeta y periodista. Autor de seis libros de poesía, entre ellos El agua iluminada (2010), La mañana se llenará de jardineros (Ecuador, 2013; Bolivia, 2014), Aviones de papel bajo la lluvia (España, 2016) y Multiplicación del sol (Colombia, 2017). Se han publicado las antologías de su obra El pie de Eurídice (Colombia, 2014); La canción de la sopa (Ecuador, 2014); Cámara de niebla (Argentina 2014; Bolivia, 2015; Costa Rica, 2017) y Légamo y luz (México, 2017). Recibió la Medalla al Mérito Cultural de Bolivia y el Premio Editorial al Mejor Libro del Año, entre otros. Fue finalista del Premio Mundial de Poesía Mística “Fernando Rielo” (2013). Dirige la colección de poesía “Agua Ardiente” de Plural Editores y el taller “Llamarada verde”. Ha sido traducido al inglés, francés, italiano, portugués, griego, ruso y rumano.
Si he de morir lejos de mi tierra
Si he de morir lejos de mi tierra
-¿cuál es a estas alturas, mi pedazo de tierra aquí en la tierra?-
quiero que sea en el nordeste brasileño y que canten forró mientras
me llevan a algún cementerio pequeño y colorido en una playa.
Que mi cortejo infúnebre esté compuesto por cordelistas y cantores de forró
y que entre los cordelistas y cantores y xilografistas
esté la mujer más hermosa
que conocí nunca
y que bailaba el forró de Chico Sales
cierta noche de trópico extasiado en la ciudad de Palmas
después de la cual puedo morir tranquilo
pues no es preciso seguir buscando y tentando cifrar la belleza
aquí en la tierra si ya la contemplé y era magnífica
e intimidante y oscura como suele serlo
en estas tierras.
La belleza.
El tiempo y las copas
Hay días en que la vida es como un champán muy ligero,
una efusión de burbujas y de luces
Hay otros -los más- en que es una cerveza un poco agria,
áspera pero al fin y al cabo refrescante
Noches en que existir es un ron profundo
denso y dulce, hecho de las melazas del deseo
Madrugadas como un absintio de los buenos
donde los dedos hacen líneas de luz en la penumbra
Mediodías radiantes y en molicie como un cóctel de tumbo bajo un molle
Tardecitas como un vino viejo y generoso
Atardeceres y alboradas de agua fresca
Minutos intensos como un shot de tequila
Horas que son como el último whisky antes de irnos.
La mañana se llenará de jardineros, 2013.